Teóricamente, si nos saltamos las normas debido a la crisis del coronavirus nos pueden multar con hasta 10.000 euros, no obstante, la mayoría de las multas no siempre llegan a puerto.
A lo largo de estos meses de encierro se han producido casos de escapadas no justificadas a la calle, celebraciones en medio de la vía pública cuando no se permitían o carreras campestres en el exterior a horas no establecidas. Muchas personas se han saltado el confinamiento sin tener en cuenta el hecho de “quedarse en casa”, pero aunque se ha impuesto sanciones a más de un millón de ciudadanos, no se están recaudando todos los fondos correspondientes.
Son multas fácilmente recurribles y por ello es muy sencillo que se tengan en cuenta las alegaciones
Como explica la abogada María José Rovira “muchas de estas multas se han impuesto sin guardar todas las garantías establecidas por la normativa sectorial que establecía la multa”. Esto significa que de las más de un millón de propuestas de sanciones, la mayoría no han sido “detalladas jurídicamente con suficiente base para prosperar”.
Por esta razón, es muy posible que las sanciones no lleguen nunca o que, si son notificadas, sean fáciles de apelar. “Son muy fáciles de apelar y, por lo tanto, es muy fácil que nuestras reclamaciones sean aceptadas”, explicó María José Rovira.
Adicionalmente, si la multa se procesa y se notifica hay dos opciones. La primera es aplicar el pago inmediato, o sea, un 50% de descuento de la sanción inicial. Y la otra es apelar la multa en caso de no estar de acuerdo, para lo cual se abre un plazo de 15 a 20 días para la presentación de alegaciones, y a continuación el juez dictará sentencia.
No obstante, aquellos casos que ya han sido sancionados y tramitados bajo el estado de alarma no pueden ser revertidos.
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