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Abuelos se hacen virales en redes sociales al disfrazarse de osos polares para poder abrazar a sus nietos

 

¿Ellos son los dos nuevos osos amorosos? Un par de abuelos que no pudieron abrazar a sus nietos desde el mes de marzo debido a la pandemia de coronavirus, por fin lo han logrado mediante unos trajes de oso polar.

 

Sorpresa a nietos por parte de abuelitos disfrazados de oso

 

Por su parte, los abuelos Clive Walshaw y Barbara, de 73 y 71 años, vecinos de Bramley, Leeds, Inglaterra, desde principios de marzo no habían visto en persona a ninguno de sus tres nietos, Mackenzie (14), Morgan (8) y Quin (6). El matrimonio tenía ya en mente que se tendrían que ver en Navidad a través del móvil u ordenador y por medio de la app de Zoom, tal como lo han venido realizando desde el principio de la pandemia. Ahora bien, Bárbara se encontró por casualidad con los osos polares hinchables mientras compraba para Navidad por lo que se percató de que había encontrado sin querer una forma de abrazar con seguridad a sus queridos nietos.

La señora sin dudar compró los disfraces: “Son las mejores 15 libras que he gastado nunca”, declaró a The Daily Mail. Como parte de una escena que se ha vuelto viral, la pareja se coló en la casa de sus nietos y finalmente lograron abrazarlos con muy poco riesgo de contagio.

 

 

“Al principio, el más chico se sentía un poco acobardado ante estos gigantescos osos polares, sin embargo, en el momento en que se dio cuenta de que se trataba de nosotros, resultó impresionante. Nos reíamos y llorábamos, pudimos recibir tantos abrazos… Fue un lapso de seis minutos que es imposible de describir”, confesó Bárbara.

Normalmente, los miembros de esta familia tan unida pasan dos o tres días a la semana juntos y sus abuelos disponen incluso de una habitación libre para sus nietos. El hijo de Barbara, Neil Walshaw, 45 años, concejal de la ciudad, dice que fue el mayor abrazo que sus hijos han recibido y el mejor recuerdo que jamás podrán olvidar.

Aproximadamente hacia el mediodía del día de Navidad, Neil y su esposa Hazel, de 44 años, comentaron a los tres niños que se había extendido por el barrio el rumor de que se habían visto osos polares. En el momento en que salían, observaron a sus abuelos disfrazados de osos polares. “Mi madre tuvo una idea maravillosa”, señalo Neil.

 

 

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