El verano, considerado por todos como la estación más bonita, es la más delicada para las personas mayores. El calor puede ser muy peligroso, especialmente para las personas con la enfermedad de Alzheimer. Cómo comportarse correctamente.
Sabemos que la estación cálida también tiene muchas ventajas para el cuidado de las personas mayores, ya que se les puede llevar a casa, a pasear o a realizar actividades al aire libre. Es cierto que en los meses de verano, cuando hace mucho calor, las altas temperaturas son muy arriesgadas, especialmente para las personas mayores. Y si además padecen Alzheimer o demencia, las cosas se complican aún más. La incapacidad de comunicar o reconocer sensaciones (frío y calor) o la falta de deseo (de beber) pueden ser muy peligrosas a la hora de atender a un enfermo de Alzheimer en casa.
Los consejos “clásicos” siguen siendo válidos: llevar ropa ligera, bajar la temperatura del cuerpo tomando baños y duchas calientes, y recordar a nuestros mayores que deben beber regularmente. Pero, sobre todo, es importante que acuda a su médico, que puede remitirle a las terapias.
La fatiga, la ansiedad y el estrés, que son especialmente frecuentes en las personas con déficits cognitivos, pueden verse exacerbados por condiciones “inapropiadas”. En condiciones climáticas “extremas”, especialmente en las fases avanzadas de la enfermedad de Alzheimer, cuando el paciente ya no puede caminar ni realizar sus actividades cotidianas, el riesgo de complicaciones como la desnutrición y la deshidratación es especialmente alto.
Calor y enfermedad de Alzheimer: ¿qué hacer?
Estas son las reglas básicas a seguir durante los días más calurosos del año para reducir el riesgo de nuestros pacientes :
- Evitar salir al exterior durante las horas más calurosas del día (entre las 12 y las 17 horas) ;
- Llevar ropa ligera, prefiera los tejidos naturales y los colores claros y use una gorra cuando esté al sol;
- Beber abundantemente y con frecuencia (se recomienda una media de 1,5 litros al día). Deben evitarse las bebidas alcohólicas, demasiado dulces y muy frías. Las personas con demencia a menudo no se dan cuenta de que tienen sed o no saben cómo decirlo;
- Comer alimentos ligeros, no picantes. Sí a la pasta, la fruta, las verduras y los helados, pero no a los alimentos grasos. La carencia de vitaminas puede provocar más déficits en la función cerebral y empeorar el estado del paciente
- Tratar de mantener las habitaciones frescas – también use ventiladores o aires acondicionados, pero en este caso asegúrese de que el flujo de aire no se dirija directamente a la persona ;
- Consultar a su médico. Pregunte por el cambio de su medicación habitual. Por ejemplo, hay ciertos medicamentos que ya no se toman en verano. No tome la iniciativa.